Como siempre, me apetecía viajar y a mediados de septiembre, buscando, me encontré por sorpresa un vuelo a Londres por 85 euros, para las fechas en las que podía era un precio asequible, así que decidí hacerle un regalo a Marina, y el 28 de diciembre, ir a vivir un poco de la navidad londinense. Nos hospedamos en casa de unos amigos, lo que era una ventaja, ya que de por si los alojamientos no son nada baratos, en estas fechas me querría morir. El día 28 de diciembre cogimos el avión a las 6 de la tarde en el aeropuerto de Málaga, llegando a la capital inglesa bien entrada la noche, cogimos el tren Stanted Express que nos llevaría a la estación de metro Liverpool Street, por 18,75 €. A la llegada a la estación de metro de Liverpool Street, hicimos la tarjeta Oyster a Marina, 5 £ de fianza más 10 £ de recarga, en días posteriores volvería a recargar otras 10 £. Yo pagaría con la tarjeta bancaria, con el contactless, que también es posible, siendo el mismo precio y mismo mecanismo. Llegamos a la casa de nuestros amigos, y nos esperaban con una gran cena, falta nos hacía... Día 1: Nuestro día empezaría bien temprano, ya que al contar con solo 2 días, tendríamos que esforzarnos para cumplir con nuestro planning, a eso de las 8:00 a.m sonaba el despertador, desayunábamos y cogimos dirección a London Bridge o puente de Londres.
Allí después de que Marina se recreara haciendo fotos y haciéndome posar (arriba dejo la prueba) y caminar por la orilla del río hasta los pies del puente, nos subiríamos en el metro, para coger dirección a St’ Paul Cathedral, donde encontrabamos unas ardillas juguetonas posando para nosotros.
Ya casi era la hora de la comida, y tocaba visitar uno de mis sitios preferidos de Londres, Camden Town, para mi sorpresa me encuentro un mercado renovado desde la última vez que lo visité, que aunque gana en higiene y espacio, pero para mi gusto pierde algo de chispa comparado al tradicional que yo había conocido en anteriores visitas. Nos comemos una hamburguesa por 8 £ y visitamos las tiendas de Camden Market y alrededores.
En la muy transitada estación de metro de Camden Tome, cogemos el metro dirección a Oxford Street, para disfrutar de algo singular en estas fechas en Londres, su alucinante iluminación, recorremos andando Oxford Street, Regent Street (donde luce, la mejor iluminación) hasta llegar a Picadilly Circus, una pantalla gigante de publicidad, te hará reconocer dónde estás.
Pasamos por China Tonw, pasando por los típicos escaparates con los patos colgados, me dan ganas de todo, menos de entrar a comer... Y vamos caminando hasta Trafalgar Square, donde está instalado un árbol de más de 20 metros iluminado, que Noruega, en agradecimiento a la ayuda prestada en la Segunda Guerra Mundial, dona a la capital inglesa. Aquí acababa nuestro día primer día, había que reservar fuerzas para el segundo que sería más intenso.
Día 2: Este día empezaba algo más tarde, la charla me pierde... jajaja y para una visita en mucho tiempo a nuestros amigos, se merecían que le dedicáramos un rato. Salimos a las 10:30 a.m de casa, nos montábamos el metro que nos llevaría hasta Green Park, desde allí pasando por Buckingham Palace llegaríamos a London Eye, donde a las 13:00 tendríamos el honor de visualizar las vistas desde esta famosa atracción londinensa, acompañados de una copa de champán.
Al terminar, decidimos comer en South Bank Market, un fish and chips buenísimo de uno de los puestos de este mercado, 6 £.
Y ya con el estómago lleno, y recorrer la zona de Westminster, una pena que el Big Ben se encontrase en obras, pero bueno, no todo podía ser perfecto. Para terminar nuestros dos días en Londres, nos decidimos por visitar el Centro Comercial de Harrods y Winter Wonderland, algo que me encanta de Londres en estas fechas, la seguridad es extrema para entrar en Winter Wonderland, estuvimos más de 2 horas perdidos por los cientos de puestos y atracciones que reinan en el Parque de Atracciones, por 5£ comimos una Frankfurt acompañados de un refresco, fue nuestra cena, compramos algunos de los regalos que traeríamos para la familia.
Y con esto acabarían nuestros dos días en Londres, muchos pensaréis que es poco, y realmente lo es... Pero para desconectar y ver lo destacado en estas fechas, más que suficiente.
Y como siempre digo, ¡Viajar es vivir!
Y no se me podía olvidar felicitaros el año nuevo, espero que este próximo año venga cargado de viajes y historias que contaros, y muchos menos olvidar agradecerle a Marina su compañía, sin ella esta escapada no hubiese sido lo mismo, y mucho menos hubieseis tenido la suerte de ver alguna de las fotos que he puesto en esta entrada.
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Espero que haya sido de vuestro agrado, os espero en la próxima.